martes, 7 de septiembre de 2010

Promesa...

Prometí hablar de ti, prometí que vería tu sonrisa a través de estas letras, prometí no olvidarte, prometí ser una mejor persona con el solo hecho de saber que estabas ahí aunque fuera por tan poco tiempo. Nadie entenderá, nadie sabrá jamás, nadie más que nosotros dos el secreto que parte mi alma en fragmentos invisibles.
Sé que estas ahí, sé que sabes que es lo que pienso, lo que siento, lo que soy y lo que quería ser... sabes que soy.
Continuar... avanzar fue la palabra que tantas veces escuché de personas que no sabían que es lo que sentía y claro está. No sabían que más decir.
Pero es cierto, debo continuar. No porque no estes debo flaquear, al contrario, debo ser mejor, aún queda por vivir; sentir, descubrir, admirar, detestar... si, hay que continuar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Mal plato.

No la había visto en tanto tiempo, casi ni la recorbada, ni recordaba los amargos sabores de boca que me dio.
Pero cuando la vi, ahí sonriente junyo a una amiga mirando quiza que cosa, como cuando caminabamos por el parque, nos encontrabamos en tu casa o nuestro acostumbrado poste de luz. Los recuerdos llegaron a mi cabeza con la suavidad de un martillo, buenos y malos se unieron para destrozarme esa parte del cuerpo que llamamos cerebro. Miraste hacia mi como si el mugroso destino se hubiera puesto de acuerdo, me saludaste a lo lejos y seguido de ello te acercaste.


Ahora que lo notaba, en ella había cambiado mucho, su cabello y su figura quizá, o el brillo de sus ojos... más tranquilos, seguro que es eso. Sí, ha de ser eso. No llego ni a la tercera parte de la distancia que nos separaba cuando toco uno esos vehículos para bebes que, honestamente, jamás me habían gustado ni siquiera tocarlos, y volvio su rumbo hacia mi. Okey, eso fue bastante perturbador, pero venía hacia mi al final y al cabo.

Me saludo, recalcando el hecho de que no nos veíamos hace un tiempo indefinido, pero que había sido relativamente largo. La salude de vuelta, dandole a conocer mi sorpresa al verla por estos lares tan olvidados, me respondió que venía a presentar a su hijo a su familia.Excelente, había olvidado el detalle que cuando había partido, lo había hecho estando preñada y ahora conoceria al pequeño bebé y el tendría el infortunio de conocerme, lo tomo en sus brazos y me dijo su nombre, solo que como no le preste la debida atención lo olvidé a los pocos segundos.

Le dije que era lindo y no se me ocurrió decir nada más, sabe que soy una persona que no sabe adular y menos a criaturas pequeñas. Creo que eso la puso nerviosa, puso al coso en el carrito y me pidio que la acompañara cosa que acepte, de todos modos no tenía más que hacer esa tarde.

La acompañé a su departamento a dejar al enano, estaba su madre, siempre me miró con cara de pocos amigos, jamás le agradé y en realidad no sería a la primera ni la última persona a la cual no le agradaría, pero esta vez me miró como aquella noche tan desagradable, con ojos de culpa y remordimiento, la salude por cortesía y me invitó a tomar asiento mientras su hija dejaba al mocoso donde tendría que estar en esos momentos. La señora se fue, con el pretexto de comprar quizá que cosa...y salio el tema. Puto tema, pero tal vez ya era hora de hablarlo en serio, no como en las anteriores que acababa siendo yo quien salia con algún golpe, ella tenía la habilidad de pegar ocn la suavidad de un saco de piedras.

Hablamos largo y tendido, me dijo que estaba mejor, que de todos modos me extrañaba y le hubiera gustado estar conmigo, pero las cosas salieron como ella hubiera querido. Le recalque "como hubiera querido", y le comenté lo que en realidad pensaba y que mantuve mucho tiempo en silencio... lloró como lo supuse, pero al menos yo me sentía ya mejor, me había preocupado de que en todo este tiempo ella fuera la que no llorara que acabé olvidando que ella tambien lo hacía. Sin duda que me senti mejor, con el alma más tranquila y con mucho peso retirado de mi mochila de problemas pendientes. Le mencione que ella sabía que solo daba una oportunidad y la había desaprovechado, que con el hecho de haber roto lo nuestro mi corazón había bloqueado lo que sentí, esperando que quizá, tal ves en una de esas llegase quien de verdad lo quisiera, que yo jamás le traicioné porque sabía lo mucho que dolía, que estaba ya estaba mejor, que a pesar de todo no tenía rencores -que en realidad creo que fue lo que más le dolio, porque me lo comentó- aunque ella sabe que no soy una persona que guarda rencores ¿Para qué?, que me encontraba disfrutando como siempre de las cosas pequeñas y esperando que ella ya mejorara su camino tomando las decisiones que mas le convengan, no lo que llegara por delante. Miré la hora, no había notado que habían pasado cuatro horas, el tiempo vuela cuando te diviertes.

Me despedí de ella con una excusa barata y claro, ella no se la creyo, le dije que no tenía nada más que hacer ahí y me large. Me puse las manos en los bolsillos y encontré mi cajetilla de cigarrillos, no los fume, no lo ameritaba aunque me apetesiera. Vi llegar a la señora mientras bajaba la escalera, que mágico pensé, me iba y ella llegaba...que oportuna salió. Como la última vez que nos vimos, cuando ella me miro con sus ojos culpables y llenos de culpa me pidio disculpas y yo, casi por instinto saqué el cigarrillo que no ameritaba ocasión y me lo llevé a la boca, le pedí fuego siendo que yo tenía y ella me paso su encendedor y fumé una calada, termine de bajar la escalera sin darle major relevancia a las disculpas de la señora.

Volví a ponerme las manos en los bolsillos. Definitivamente, por fin cerre uno de los asuntos más dolorosos y amargos de mi miserable vida y secretamente esperaba que nadie más sintiera lo que yo, en ese tiempo, el aquel lejano tiempo ya casi olvidado por la gracia de los meses. No se lo desearía ni a mi peor enemigo. Ese plato no me gustó, no merece repetición...