miércoles, 1 de diciembre de 2010

Abuela...

 Una anciana caminaba con paso sosegado y pausado por el parque que alguna vez fue el lugar de incontables alegrías, el calor hacía denotar que la primavera estaba en todo su esplendor y que casi no faltaba nada para el verano. Sonrío ante la idea de tener que ya dejar de ver el prado verde cubierto en muchos lugares por flores y capullos, dejar de embriagarse con su aroma y con la belleza con la cual se desarrollaban para mostrarse con magestuosidad y elegancia en una armonía que para ella era inolvidable de cada estación.

 Se sentó en una banca cercana a una pequeña fuente para descansar las pobres piernas invadidas por las várices, dió un suspiro de alivio cuando poso su trasero completamente en la banca. Los niños que jugaban en los metálicos juegos hacían mucho ruido, dando grititos, chillidos, risotadas y corriendo de un lado a otro llenaban de vida a la ya agotada vida de la anciana. Una brisa tibia movió los blancos cabellos de la anciana, sonrío levemente y en su rostro se hicieron mostrar las crueles arrugas. Palpó la banca en la que estaba sentada y repasó a los niños jugando, sacó un pequeño papel y un lapiz y escribió para luego dejarlo en uno de los espacios entre las tablas de la banca.

 Dió un pequeño y casi inaudible gemido al levantarse de la banca, al parecer sus huesos no le acompañaban en su triste tarea de vivir el día a día. Después de que sus huesos asimilaran su peso, la anciana comenzo a caminar por el parque otra vez...esta vez de salida, mirando por última vez en
"Confundido sea el que no entiende mis palabras porque eso estaba predeterminado desde un comienzo en este viejo papel"

sábado, 13 de noviembre de 2010

...

Cada vez me voy dando cuenta de que esas personas me van decepcionando cada vez más con su accionar y sus palabras. ¿Y yo qué hago?, decepcionarme en silencio para esperar. Esperar como un cuervo la carroña o que el animal herido muera, para alimentarse de él sin necesidad alguna de hacer el mínimo esfuerzo.


A menudo me pregunto qué será lo que en esas ilusas cabezas piensan de sí mismas y de lo que opino al respecto...supongo que más de algún reproche se darán mentalmente, pero como es típico del humano, vuelve a cometer la misma idiotez que cometió desde un principio...si es que no aprendió la lección con un golpe fuerte. Aunque la verdad, yo creo que eso es una patraña absoluta.


Como un ser muy querido mio me dice y recalca siempre con su voz de viejo sabio: "El ser humano es el único animal que tropieza más de dos veces con la misma piedra... por muy 'racional' que pueda ser, no deja de ser un idiota". Y ciertamente, estoy de acuerdo con esa persona y comparto su visión en una amplia mayoría.

Hay cosas de las que no puedo olvidar con la habilidad que me dediqué a desarrollar en mi infancia, por mucho que intente no puedo olvidar a las personas que, de alguna u otra forma me decepcionaron con alguna cosa...al igual que yo a ellas o a mi mismo ser. Sin duda, por ahora la decepción forma parte de mi vida y parte de la vida de los demás, decepcionar/ser decepcionado, se mezcla en cada una de ellas y cada uno decide, al final y al cabo si correríamos el riesgo de volver a tropezar con la misma piedra.

Y tú, ¿Cuántas veces haz decepcionado y te haz decepcionado?... al menos yo, sé que perdí la cuenta, porque jamás llevé una.

domingo, 10 de octubre de 2010

Y continúa...

Los recuerdo de ese nefasto día vuelven con la suavidad de un saco de piedras.

"-¡Me prometiste!, ¡me lo prometisca maldita sea!- Gritaba mientras un tumulto de gente le afirmaba de los brazos, sus ojos, bañados en lágrimas reflejaba la desesperación de cuan dolida estaba.-¡lo hiciste y no cumpliste!


La gente que la sujetaba no le dejaba paso y eso le afectaba el doble, más angustia crecía en su pecho, más desesperación sentía. Los demás no sabían cuanto daño estaban haciendole sentir cada vez que le decían "Calmate, relájate"... no sabían cuán importante fue quien, ahora dentro de un cajón, la dejaba sola...sola.


Sin duda él era su único refugio quien ahora, frío e inmovil ignoraba cuanto dolor había dejado impregnado en ella y quizá cuántas personas. Cuando por un momento, corto, la sueltan en su mente retumbó la promesa que ella le dictó en una ocasión 'Si tu te suicidas, yo te pateo el cajón hasta que te despiertes', ella era persona de palabra y cumpliría su promesa. Corrió hasta el cajón y le dio una fuerte patada, la gente al rededor no supo como reaccionar, nadie se esperaba o sabría reaccionar cuando una persona patea el cajón de un ser querido.


-¡Despierta infeliz y da la cara!- lo pateó un par de veces más, el cajón solo se movía un poco, la nada misma y a cada patada que ella le daba al ataúd, era como si pateara su corazón una y otra vez -..¡Despierta por favor!, ¡te estoy diciendo que te despiertes!- gritaba una y otra vez, pero no había respuesta.


Nadie en el alrededor hizo nada, ni siquiera la familia se movió, tal vez también ellos querían patearle el cajón a ver si despertaba y todo volvía a se un mal sueño. Las piernas le tiritaban y las sentía acalambradas, se dejó caer al piso y lloró con vehemencia, las lágrimas caían hirvientes por sus mejillas y sus ojos le pesaban del cansancio de llorar...estaba cansada, su tristeza se estaba riendo en su cara al verla de esa manera tan endeble. La madre del muchacho que dormía en tan incomoda caja le puso una mano en el hombro, mientras ella seguía llorando en el piso como si le hubieran arrancado un trozo enorme de vida. Miró a la madre del muchacho con tristeza y pidiendo una exculpa por aquel alboroto causado.


La madre le dio unas palmaditas en el hombro 'ya no vuelve, pequeña... ya no vuelve. Mi niño se adelantó en su marcha, no hagas lo mismo tu...sabes cuanto te quería'. La punzada que sintió en el pecho fue indescriptible, la madre de su amigo tenía razón, él no volvería aunque viajara al limbo por él, porque de partida no quizo estar aquí. Se levantó del piso y se fue del funeral."

No fue al entierro, no tuvo fuerzas para ello, decir que estaba bien a cada momento la tenía más y más cansada. No fue a la escuela, ese día se prometió no volver a depender tanto de una persona.

"La vida continúa... al menos la mía."

jueves, 7 de octubre de 2010

Tantas cosas...

Desearía hacer tantas cosas, compartir tantas cosas, sentir tantas cosas, tantas cosas, tantas cosas, pero veo como el tiempo avanza, y yo con el, y las tantas cosas se quedan así... siendo tantas cosas.

Mirar un ocaso no sería tan dificil si la visión del panorama no estuviera cubierto con la triste y densa neblina que, a pesar del radiante sol, no me deja ver más allá de mi naríz ¿Qué pasa con mi ánimo tan fervorosamente vigoroso?, ahí está, donde siempre está, no se ha ido...que yo sepa. Solo se esconde, eso me consta. No, en realidad está más que claro. Al menos que algo esté claro entre tanta neblina.

Desearía hacer tantas cosas, cantar tantas cosas, conocer tantas cosas, tantas cosas, tantas cosas, pero veo como las cosas cambian y yo con ellas, y las tantas cosas se quedan así...siendo tantas cosas.

Sentir el amanecer acompañado es un lujo que cada vez veo más dificil, el cuerpo tibio que me acompa...ñaba, en las noches tristes de luna creciente, calorsillo... ese calorsillo. ¿qué abrá pasado con ese cuerpo tibio?, no lo sé, solo recuerdo que, a la última noche que le vi, me llamo "cobarde". Le acepté el comentario con los brazos abierto ¿En este mundo quién no lo es?.

Desearía hacer tantas cosas, escribir tantas cosas, tocar tantas cosas, tantas cosas, tantas cosas, pero como veo puedo concluir que el tiempo es una uva...¿Por qué? dirás tú, porque después pasa... Que linda conclusión, idiota, pero tiene sentido para mí. Da sentido a tantas cosas.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Cosas locas...

Hay cosas locas en esta vida que uno nunca espera vivir, tal vez no sean tan locas, mas si incomodas.
Como típico día Miér...coles, salí de Taller de Teatro, pero esta vez más temprano. Esperé un rato considerablemente largo que pasara el jodido bus que me deja en la parada cerca de mi casa. Cuando por fin se digno a pasar, creo que podría haber esperado a que pasara otro bus.
El bus estaba impregnado de multiples olores fuertes que me causaron un retorcijón estomacal. El olor a sudor de la gente, en el centro un fuerte olor a vomito me mareo un poco, "Calma", pensé "puede ser peor..." y en definitiva, si, puede ser peor y fue peor. Un bebé que estaba en brazos de su madre al costado derecho de mi, se puso a llorar a todo pulmón, no entendía como demonios podían llorar tanto y tan fuerte, el sonido agudo traspasaba el chirriante guitarreo de "Phobia" del grupo Kreator, pronto recordé que una personita me había comentado en alguna ocasión "si los bebés son una bolsa de aire comprimido". Eso me causó un poco de gracia, pero no me causaba gracia que la micro se estuviera llenando, asi que decidí torpenente irme hacia la parte de atrás de la micro. Grave error, me apoyé en una de las ventanas y miraba para todos lados, por aburrimiento... hasta que la cosa más loca que había visto durante la semana, estaba delante de mis ojos. Un chico, de no más de 15 años, se estaba masturbando en la parte trasera del bus. Primero me sorprendí (y quien no) luego me dió un poco de risa el hecho de suponer que no se pudiera aguantar las ganas, al cabo de un momento cuando el mocoso comenzó a dar pequeños soniditos (yo andaba mirando hacia fuera de la ventana y, escuchando música fuerte, lo escuchaba como "soniditos") lo único que deseaba con fervor era llevar a mi maldito paradero de una jodida vez.

Cuando por fin llegó el bus del mal a la parada, me bajé de prisa para primero olvidar la visión que acopañó mi "dichoso" viaje, cuando noté que él también se bajó de la micro apuré el paso, quería olvidar su cara de sicópata mientras hacía "ejercicio".

"oye 'rulos'" mencionó un par de veces mientras yo avanzaba cada vez más rápido, como alma que la persigue el diablo.Nadie quiere toparse con un sicopata amante de la masturbación en los buses. Le perdí de vista cuando crucé la calle, procuré escribirlo e intentar olvidar tan incomodo viaje. Hay cosas locas que uno no espera vivir... que curiosidades pueden ocurrir desde un paradero en Laguna Sur hasta la parada de la calle San Pablo.

martes, 7 de septiembre de 2010

Promesa...

Prometí hablar de ti, prometí que vería tu sonrisa a través de estas letras, prometí no olvidarte, prometí ser una mejor persona con el solo hecho de saber que estabas ahí aunque fuera por tan poco tiempo. Nadie entenderá, nadie sabrá jamás, nadie más que nosotros dos el secreto que parte mi alma en fragmentos invisibles.
Sé que estas ahí, sé que sabes que es lo que pienso, lo que siento, lo que soy y lo que quería ser... sabes que soy.
Continuar... avanzar fue la palabra que tantas veces escuché de personas que no sabían que es lo que sentía y claro está. No sabían que más decir.
Pero es cierto, debo continuar. No porque no estes debo flaquear, al contrario, debo ser mejor, aún queda por vivir; sentir, descubrir, admirar, detestar... si, hay que continuar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Mal plato.

No la había visto en tanto tiempo, casi ni la recorbada, ni recordaba los amargos sabores de boca que me dio.
Pero cuando la vi, ahí sonriente junyo a una amiga mirando quiza que cosa, como cuando caminabamos por el parque, nos encontrabamos en tu casa o nuestro acostumbrado poste de luz. Los recuerdos llegaron a mi cabeza con la suavidad de un martillo, buenos y malos se unieron para destrozarme esa parte del cuerpo que llamamos cerebro. Miraste hacia mi como si el mugroso destino se hubiera puesto de acuerdo, me saludaste a lo lejos y seguido de ello te acercaste.


Ahora que lo notaba, en ella había cambiado mucho, su cabello y su figura quizá, o el brillo de sus ojos... más tranquilos, seguro que es eso. Sí, ha de ser eso. No llego ni a la tercera parte de la distancia que nos separaba cuando toco uno esos vehículos para bebes que, honestamente, jamás me habían gustado ni siquiera tocarlos, y volvio su rumbo hacia mi. Okey, eso fue bastante perturbador, pero venía hacia mi al final y al cabo.

Me saludo, recalcando el hecho de que no nos veíamos hace un tiempo indefinido, pero que había sido relativamente largo. La salude de vuelta, dandole a conocer mi sorpresa al verla por estos lares tan olvidados, me respondió que venía a presentar a su hijo a su familia.Excelente, había olvidado el detalle que cuando había partido, lo había hecho estando preñada y ahora conoceria al pequeño bebé y el tendría el infortunio de conocerme, lo tomo en sus brazos y me dijo su nombre, solo que como no le preste la debida atención lo olvidé a los pocos segundos.

Le dije que era lindo y no se me ocurrió decir nada más, sabe que soy una persona que no sabe adular y menos a criaturas pequeñas. Creo que eso la puso nerviosa, puso al coso en el carrito y me pidio que la acompañara cosa que acepte, de todos modos no tenía más que hacer esa tarde.

La acompañé a su departamento a dejar al enano, estaba su madre, siempre me miró con cara de pocos amigos, jamás le agradé y en realidad no sería a la primera ni la última persona a la cual no le agradaría, pero esta vez me miró como aquella noche tan desagradable, con ojos de culpa y remordimiento, la salude por cortesía y me invitó a tomar asiento mientras su hija dejaba al mocoso donde tendría que estar en esos momentos. La señora se fue, con el pretexto de comprar quizá que cosa...y salio el tema. Puto tema, pero tal vez ya era hora de hablarlo en serio, no como en las anteriores que acababa siendo yo quien salia con algún golpe, ella tenía la habilidad de pegar ocn la suavidad de un saco de piedras.

Hablamos largo y tendido, me dijo que estaba mejor, que de todos modos me extrañaba y le hubiera gustado estar conmigo, pero las cosas salieron como ella hubiera querido. Le recalque "como hubiera querido", y le comenté lo que en realidad pensaba y que mantuve mucho tiempo en silencio... lloró como lo supuse, pero al menos yo me sentía ya mejor, me había preocupado de que en todo este tiempo ella fuera la que no llorara que acabé olvidando que ella tambien lo hacía. Sin duda que me senti mejor, con el alma más tranquila y con mucho peso retirado de mi mochila de problemas pendientes. Le mencione que ella sabía que solo daba una oportunidad y la había desaprovechado, que con el hecho de haber roto lo nuestro mi corazón había bloqueado lo que sentí, esperando que quizá, tal ves en una de esas llegase quien de verdad lo quisiera, que yo jamás le traicioné porque sabía lo mucho que dolía, que estaba ya estaba mejor, que a pesar de todo no tenía rencores -que en realidad creo que fue lo que más le dolio, porque me lo comentó- aunque ella sabe que no soy una persona que guarda rencores ¿Para qué?, que me encontraba disfrutando como siempre de las cosas pequeñas y esperando que ella ya mejorara su camino tomando las decisiones que mas le convengan, no lo que llegara por delante. Miré la hora, no había notado que habían pasado cuatro horas, el tiempo vuela cuando te diviertes.

Me despedí de ella con una excusa barata y claro, ella no se la creyo, le dije que no tenía nada más que hacer ahí y me large. Me puse las manos en los bolsillos y encontré mi cajetilla de cigarrillos, no los fume, no lo ameritaba aunque me apetesiera. Vi llegar a la señora mientras bajaba la escalera, que mágico pensé, me iba y ella llegaba...que oportuna salió. Como la última vez que nos vimos, cuando ella me miro con sus ojos culpables y llenos de culpa me pidio disculpas y yo, casi por instinto saqué el cigarrillo que no ameritaba ocasión y me lo llevé a la boca, le pedí fuego siendo que yo tenía y ella me paso su encendedor y fumé una calada, termine de bajar la escalera sin darle major relevancia a las disculpas de la señora.

Volví a ponerme las manos en los bolsillos. Definitivamente, por fin cerre uno de los asuntos más dolorosos y amargos de mi miserable vida y secretamente esperaba que nadie más sintiera lo que yo, en ese tiempo, el aquel lejano tiempo ya casi olvidado por la gracia de los meses. No se lo desearía ni a mi peor enemigo. Ese plato no me gustó, no merece repetición...

domingo, 22 de agosto de 2010

Solo en ocasiones...

En ocasiones varias siento la tristeza de no estar cuando se me necesita. Amigos, familia, gente especial, mi preciosa compañía...a ninguno los puedo asistir o estar con ellos cuando me necesitan, porque tengo que hacer, tiempo ocupado, porque el cuerpo no me acompaña o las cosas no me acompañan como debieran. Es triste...

En distintas oportunidades he despertado cansada después de un mal dormir por pensar en la mejor manera de estar con los que debería atender ahora. Consolando lágrinas innecesarias, conversando quizá actualidades o cosas de poca relevancia, dando los buenos momentos que siempre quiero dar, haciendo la compañía que no doy,para que así quienes me rodean jamás se sientan solos u olvidados. Por supuesto que sé que jámas llegaré a cumplir tal objetivo y el saberlo me frustra, pero como soy testaruda continúo con lo que creo que es lo mejor... sin embargo a veces me cansa tanto el no poder. Que al final me dan ganas de disculparme con los que no pude estar.

lunes, 28 de junio de 2010

Suspiro de tiempo.

Jamás pensé que llegaría el día en el cual necesitara tanto a una persona, unos manos que me detengan cuando voy por mal camino, un ser que escuche y con su voz me calme en mis delirios nocturnos de sueños y que con un simple roce de labios logre que mis pensamientos se esfumen. Pensaba mientras la tenía en mis brazos.
 Descansaba yacente en uno de los balaustres de piedra en la parte alta del cerro, con la parte de la espalda y su cabeza apoyada en mí. Rodeaba con mis brazos su -a pesar del gélido clima- cálida figura, dejando que se infiltrara su calor por la óbice que ahora era mi invernal vestimenta. Sus ojos estaban cerrados y en ocasiones los abría, quizá para ver qué cosa.
 Yo solo observaba, palpaba y meditaba como una subnormal sobre aquel que tenía en mis brazos y hubo un momento en que quise que el tiempo se detuviera aun que fuera un momento, un aliento de minuto o solo un suspiro. Acaricie su cabello mientras dirigía mi vista al frígido panorama, árboles, enredaderas, arbustos y matorrales con sus hojas ateridas por el hielo que las cubría, otras acariciadas por el casi inexistente calor que el sol emanaba, entre la tierra húmeda y mojada corría una pequeña lagartija quizá buscando refugio, recordé que tenía que traer mi cuaderno; mi compañero de silencio para darle eterna sepultura, me sermoneé mentalmente por haberlo olvidado y para cambiar e ignorar los sermones mentales miré el resto de la panorámica y solo vi un montón de edificios, todos ellos ubicados de la mejor forma posible para que dejaran un mínimo espacio a la "gente" que vivía o cruzaría sus alrededores.
 Dejé de lado al vista para concentrarme en mi acompañante, en lo mío, me sentí egoísta y eso me produjo un exquisito sentimiento del cual no entraré en detalle, es sólo mío. Le besé la frente y el se acomodó, pronto nos iremos pensé y un penoso pesar me apretó el pecho con sus garras, no tenía intensión de irme pero tampoco podía quedarme ahí toda la vida, me prometí que volvería con o sin compañía y esta vez si traería mi cuaderno. Al fin se puso de pie y con ello me invitó a hacer la misma acción. Le sonreí, quería hacerlo quizá por cuanto tiempo, tal vez siempre. Mientras mi mente se despedía de aquel lugar en donde, con o sin quererlo había dejado un fragmento de vida.

sábado, 29 de mayo de 2010

El caso del Crematorio...[Capítulo 1]

"Pobre de aquel que tenga frío corazón, será quien pase el más crudo de los inviernos" Por alguna extraña razón, Vlad recordó la frase que su madre alguna vez le había dicho en quizá más de una ocasión. La desechó de su mente y miró el edificio en el cual tenía la obligación de ingresar, a pesar de sus tres pisos era bastante alto y su diseño colonial le daba un toque de antigüedad, el color carmesí oscuro contrastaba caso monocromáticamente con su gabardina, algo desteñida por el paso del tiempo, en frente de la puerta una pileta con tres estatuas que representaban a ninfas danzantes, sonrió al verlas, se veían tan reales. Si miraba por la descuidada calle, podía ver carritos con maseteros en su interior una sutil pero no menos importante gota de lluvia cayó en el hombro de su gabardina "Sabía que hoy llovería" pensó con desgana, no le gustaba la lluvia. No le importó, tenía algo que hacer... pero lo había olvidado "Siempre pasa" dejo de pensar para seguir mirando.
Escuchó que frente a el se abría la puerta principal del edificio y solo dejó de mirar el anonadante panorama cuando una voz gruesa e irritantemente áspera le llamó.

-¡Vlad Walker ¿Hasta qué hora me haces esperar para entrar?!¿Quieres que te envíe una invitación?- El jefe de sección se asomó por la puerta, tenía su típico ceño fruncido y con su cara de pocos amigos dejaba mucho que desear, siempre gustaba de tratar a Vlad como un idiota, por ser joven y nuevo en el área de la investigación criminal. Pensó en dejar de molestarlo por un tiempo, pero tomó el molestar a Vlad como un deporte. El jefe de sección se acercó a Vlad y paso su mano por delante de la cara del joven detective para que volviera de una buena vez al mundo de los vivos.-Joder que te hablo Vlad, ya entra de una vez por todas-

 El jefe no esperó palabra de parte de Vlad, solo lo tomo por el brazo derecho y de un jalon lo metió dentro del edificio. Vlad iba algo extrañado por la acción de su jefe, a pesar de las pocas ocasiones en las que habían trabajado juntos jamás lo había tironeado.
 -¿Jefe, tan complicado es el caso?- Vlad preguntó con seriedad y un deje de curiosidad mientras comenzaban a bajar por unas escaleras que estaban detrás de una puerta en el fondo del primer pasillo.
 -Más de lo que crees muchacho...-La voz del jefe sonó asqueada cuando mencionó palabra y abría lentamente la puerta del sótano del edificio-Tápate la nariz- ordenó el jefe de sección.
-No creo que sea tanta co...-Vlad detuvo su hablar, con lo que vio dentro de aquella habitación cuando El jefe abrió la puerta, lo dejo más que sorprendido. Shockeado.

El caso del Crematorio...[Prólogo]

Un silencio inundaba la habitación, múltiples invitados se encontraban alrededor del “inerte” cuerpo de un hombre de mediana edad, estirado en una especie de camilla, vestido solo con un camisón blanco. Dos hombres vestidos completamente de rojo dirigieron la camilla hasta el horno crematorio, acomodaron a aquel hombre para que el espectáculo comenzara, una vez terminada la labor de esos dos hombres se colocaron uno a cada lado de la camilla en forma paralela. Los invitados no perdían detalle de lo que ahí ocurría, mas bien parecían complacidos, sus ojos se movían coordinadamente a los sucesos, parecían expectantes a lo que pronto vendría. Uno de los hombres jalo una palanca haciendo que la maquina comenzara a funcionar, el cuerpo del hombre estaba siendo atraído hacia el horno y mientras avanzaba los invitados miraban ansiosos.

Repentinamente aquel hombre vestido con solo un camisón levanto levemente la mano y abrió los ojos mientras la maquina comienza a abrir las puertas de par en par.

-¡que hacen!- un chico de unos aparentes catorce años gritaba desesperado- ¡yo les dije, acaso no ven que esta vivo!- su joven voz resonó por toda la habitación, los invitados miraron al chico como si nada fuera de lo común ocurriera, nadie abrió la boca para decir nada, tan solo miraban mientras aquel pobre hombre entraba al incinerador.

-¡paren las maquinas!- gritaba el niño con brutal desesperación.

Un tercer hombre vestido igualmente que los otros dos hombres y todos en la habitación se paro delante del muchacho.

-¿de que hablas? No vez que esta muerto – decía tranquilamente mientras el “cadáver” avanzaba lentamente, el hombre prosiguió- la droga que le hemos inyectado es poderosa y no sentirá ningún tipo de dolor, esta muerto muchacho- el tono de voz del hombre fue tan grave que a aquel niño le dio una horrible sensación de asco.

La angustia, la desesperación y el dolor hicieron que aquel niño intentara ayudar a aquel hombre condenado a ser calcinado, no pudo hacer nada mas que avanzar unos centímetros antes de ser sujetado por dos hombres evitando que fuera salvado de esta horrible “muerte”, el niño miraba a aquel hombre que tenia una expresión en su rostro de duda, confusión, aquel pobre hombre quizá no tenia idea de cual era su horrible destino.

-¡padre, espera por mi!- gritaba el niño con lagrimas en sus ojos-¡yo te seguiré! ¡Papá te amo!- grito el niño y el hombre acostado lo miro con cara asqueada, y el niño puso una expresión desentendida.

El pobre hombre entro completamente al horno y el fuego se encendió. El niño miraba toda la escena, lloraba de desesperación mientras el cuerpo de su padre se quemaba, volteo su rostro hacia el tipo que le menciono sobre la droga, notando que realmente no sentía ningún dolor al estar en las llamas. El olor a carne quemada comenzaba a inundar la habitación, ninguno de los invitados se quejaba; ninguno de ellos decía palabra, solo estaban pendientes de cómo el cuerpo del padre de aquel chico se quemaba. El olor era repugnante, pero no era tanto como la sensación de asco del chico, él no podía entender como aquella gente no tenia ninguna clase de remordimiento con lo que pasaba en aquel lugar, ni mucho menos como él podía ser testigo de aquella atrocidad.
En un instante unas puertas debajo del ya calcinado hombre se abrieron, dejándolo caer al vacío. El muchacho pudo escuchar el sonido de los huesos de su padre romperse, él estaba seguro que no era el único ahí abajo y que al caer aun estaba vivo. Los dos tipos que mantenían sujeto al muchacho lo afirmaron mas fuerte y una mujer se acerco a el, clavándole una jeringa con un líquido amarillento y provocando un grito de dolor de parte del chico, cuando todo el liquido estuvo en el cuerpo del niño la mujer se alejo con una media sonrisa en su rostro. Los hombres que sujetaban al niño lo jalaron a una camilla, amarrándolo a ella con unas correas de cuero, sin ninguna especie de resistencia del niño producto de la droga.

El hombre que menciono sobre los efectos de la droga se acerco al muchacho, puso su mano en el hombro y le susurro en su oreja “tú eres el siguiente”.

martes, 13 de abril de 2010

Como cuesta fingir estar bien... (I Parte)

Impávidos amaneceres sin nada ya que hacer ¿Para qué esforzarme? si al final de cuentas ¿Qué saco con mover mi cuerpo ante cualquier cosa, por mínima que sea?, Pienso mientras miro como la claridad de la gélida y absurda mañana intenta colarse para intentar alegrar mi mañana. Suspiro volteando hacia la pared, dandole la espalda a la claridad. A mi animo.

 Quizá, si hubiese sido más inteligente y hubiera aprovechado cuando ella me miraba. Esos momentos en que, en un abrazo fuerte podía sonreirle con total sinceridad... pero mirenme ahora. Hastiado, desinteresado, aburrido. Dicen que actuo con total indiferencia y yo me pregunto ¿Qué saben ellos? ¿Con qué derecho se creen para juzgar mis acciones?. Doy un suspiro pesado para sentarme con desgano en la cama, no quiero saber más de eso, estoy cansado de lo mismo.

Si hubiera sido más inteligente, si hubiera sido más inteligente, ¡Por Dios si hubiera sido más inteligente!. Pateo ropa acumulada en el piso, quizá hace cuanto que está ahí y yo sin siquiera percatarlo, quizá hace cuanto tiempo estoy encerrado en estas paredes, ¿Cuánto tiempo podré... seguir así?

martes, 16 de febrero de 2010

¿qué?....

En la semi oscuridad, en silencio... nuestro ojos se miran, estan conectados formando un lazo invisible. No parpadeamos pensando que si lo dejamos de hacer el otro desaparecerá, caricias sutiles, susurros casi inaudibles para los demás pero... que suenan casi como gritos para mí.
  Tus manos mientras recorren mi piel, me hablan en un lenguaje que yo solo puedo entender... más tú no. Quiero abrazarte sin culpas, quiero decirte que pasa por mi mente en el momento.Pero no puedo, no se da.Los demás se podrían enterar.

sábado, 23 de enero de 2010

El anhelo de mi locura...

Aún sigo encerrado en mi habitación ¿Cuándo vendrá? hace dos días que no la veo...quiero verla, me golpeo en las murallas para olvidar su rostro,el de niña inocente que tiene. Me muerdo las manos para que dejen de pensar en palpar su piel.
 Las paredes de esta habitación acolchada me tienen mal, los golpes no sirven para olvidarla, las mordidas hacen que las manos la clamen aún más su piel. Grito, pero entre las paredes blancas se escucha un gemido desesperado. Dos hombres de blanco entran y uno de ellos me amarra a la que suelo llamar cama "¡la veré de nuevo!" Grito con una mezcla de ansidad y excitación ¡quiero verla de nuevo! ¡ver a mi precioso angel!. Los miro, no traen la jeringa que me hace verla "¿¡Donde está!? ¿¡Por qué no la traen!?" comienzo a moverme desesperado ¡¿Por qué no traen con ellos el elixir que me permite ver a mi angel!? muevo más fuerte mi cuerpo, grito con furia animal. Siento espasmos... quizá debería calmarme. No, no debía, tenía que ver a mi angel ¡hace dos días que no la veía! ¡es demaciado tiempo!.
 Uno de los dos sujetos al parecer escuchó mis suplicas y me injectó mi precioso y deseado elixir. para que por fín pudiera irme con mi amada. Se me nublo la vista, dejé de forcejear y cerré los ojos.
 Un susurro suave y delicado junto con un aliento dulce y tibio me despertó. Abrí los ojos y quien había osado despertarme me miró con una sonrisa que iluminó mi despertar... mi angel ¡mi dulce angel!. Me sente de inmediato, casi en automático en la cama y le miré.  Sus ojos esmeralda me hipnotizaban; sus cabellos negros, largos y finos bailaban con la briza del viento; su piel pálida reflejaba la luz del sol. No dude en saciar mi sed de tocar la piel, era tal cual como la recordaba. Le acaricié el rostro y ella cambió su mirada por una seria, pronto entreabrió los labios para pronunciar unas palabras que me apretaron el corazón como una enredadera de espinas "Esto se acabó, estas loco... y te estas muriendo" me volvió a sonreir y yo le mire con extrañesa, luego mire mi cuerpo... ahí, de donde me habían injectado corría un hilo de sangre. No se por qué comenzó a doler al igual que mi pecho, mi angel me seguía mirando sin decir nada más ¿Qué pasaba? ¿Por qué me sentía tan mal después de sus palabras? sin saber como ni por qué comenzé a convulcionar a su lado, me deje caer a la cama, abró la boca "¡¿Qué demonios pasa?!" grité, mi angel se me acercó y susurró en mi oreja "Te estas muriendo, loco. Te estas muriendo...abusaste de el elixir" mis ojos me ardian junto con mi pecho, las espinas de la enredadera se apretaban cada vez más y mi angel solo miraba. No, no la odiaba... esaba muriendo a su lado, aunque ella me mirara sin expresión, sin quererlo le sonrreí y ella me devolvio la sonrisa pero como último favor. Dí un suspiro y todo ello se borró.

viernes, 22 de enero de 2010

Lo efímero de esta etapa... aunque no sé lo que es.

 "Trabas" le llamamos... Yo soy "amigos" y tú eres "por ahí". Cuando la idea del compromiso atraviesa por nuestra mente automáticamente  se vá a la basura. Rodeados de gente somos amigos, a solas... amantes. Pero siempre en silencio.
 Los ojos braman por mirarse. Nuestros cuerpos ansian, aspiran y pretenden tocarse con frenesí; rozarse, acariciarse, desgastarse en un sin fin de caricias. Nos rehusamos a entender... desestimamos el hecho de decir lo que ya sabemos, esquivamos lo que el cuerpo manifiesta asegurando que no escuchamos lo que nos expresa. Haciendonos los ingenuos.
 Probablemente sea algo transitorio, efímero, fugaz o una simple etapa de nuestras vidas... pasando sutilmente para luego decir "adiós".
  Pero... no sabía que esta etapa me haría adicta de tus labios, de tu olor, de tu piel... de ti. No sabía que me causaría una presión en el pecho, no sabía que esa etapa podría darme el regocijo de dar a parar con quien podría darme una dicha desconocida para mí, enseñarme que hasta el ser más dañado puede renacer de a poco. Al igual que serías el único ser que podría arrancarme todo lo que diste para usarlo en mi contra... para hundirme en el más tórrido de los infiernos.
 Todo ello se queda en la custodia de nuestros labios... en reserva hasta que alguno de los dos cobardes infiera lo que sucede y se lo de a entender al otro. Aunque el otro también lo sabía.Tal véz cuando caigamos en cuenta de qué pasa... terminará, pero ¿Cómo acabar algo que ni siquiera ha comenzado?

jueves, 7 de enero de 2010

Fue más que tus manos en mi cuello...

¿Cuánto tiempo estuve deseando con fervor tus manos en mi cuello?


Quitándome el último de mis alientos, sonreias con satisfacción cuando pequeñas e insignificantes lágrimas salían bastardas de mis ojos y se paseaban lentamente por mis sienes. No, no sentía ninguna clase de dolor.... era todo lo contrario.

Llevé mis manos a tus brazos que seguían haciendo fuerza, la cual aumento cuando abrí mi boca sin intención ya que mis pulmones clamaban por una gota de oxigeno. Me miraste con ojos asesinos y yo te miré sabiendo que no sacaba nada con intentar detenerte... tampoco quería y ni tenía la intención de hacerlo, sentía recorrer por mi cuerpo el placer de no recibir oxigeno. Tú no apartabas la sonrisa de tus labios lo que me decía que disfrutabas el momento mientras mis pulmones se negaban a no recibir aire; bajaste tu rostro hasta unos centimetros del mio, para besar mis amoratados labios; mis manos subieron con lentitud por tus brazos dandoles una última caricia despidiendome de tu piel.

Mis vista comenzó a nublarse y mis pulmones dejaron de forcejear contra el destino que nosotros les estabamos dando, sentí cuando mi corazón me gritaba que ya no podía más... que se detendría. Fue entonces que cedí, deje caer mis manos encima de las tibias sabanas rojas enbozando una sonrisa complacida, tranquila y sin remordimientos mientras cerraba los ojos y mi corazón se detenía, entrando tranquila a la muerte.

Recibí esa invitación de tu parte, cuando pusiste tus manos en mi cuello y sin bacilar la acepte... de todos modos ¿Cuánto tiempo estuve deseando con fervor tus manos en mi cuello?

miércoles, 6 de enero de 2010

Miedo...

Eso... tan simple como eso "Miedo" ¿Por qué sentimos miedo? ¿A qué le sientes miedo? ¿Cuándo sabes que ya paso el miedo?
........................Ahora, yo tengo miedo.